Las proporciones de tu bebé ya se asemejan a las de un recién nacido, pero su piel aún está muy arrugada. Tu bebé pesa 875 gramos y sus pies miden unos 2 cm. Su barbilla es más redonda y ahora puede parpadear. Ahora comienza el tercer trimestre. Tu capacidad pulmonar ha disminuido y te falta rápidamente el aire. La razón es sencilla: el útero en crecimiento te presiona ahora el pecho, por lo que tus pulmones no pueden llenarse completamente de aire. Pero no te preocupes: tu bebé recibe suficiente oxígeno. Si estornudas, toses, te ríes, caminas o estás agotada, puedes expulsar algo de orina. Esto es perfectamente normal y puede ocurrir en cualquier etapa del embarazo. Con sencillos ejercicios puedes fortalecer tu suelo pélvico y reducir un poco el riesgo. Un ejercicio eficaz que puedes hacer en cualquier momento y en cualquier lugar es muy sencillo: junta la vagina y el ano y mantén la tensión durante unos ocho o diez segundos. Hazlo 50 veces seguidas. Este ejercicio también te ayuda a prepararte para el parto. Si tu presión arterial se eleva, puedes experimentar problemas en los ojos, dolores de cabeza e hinchazón. Si estos síntomas no han desaparecido a la mañana siguiente, debes consultar a tu médico o matrona. Los síntomas persistentes pueden indicar preeclampsia.